Brasiléia, una de las ciudades afectadas por la crecida del río Acre, intenta recuperarse tras la inundación. Los residentes están contando las pérdidas y a muchos les destruyeron sus casas. El paisaje es desolador, muchas calles están cubiertas de barro y basura. Se espera que los trabajos de limpieza duren semanas. Aproximadamente 40 familias han visto sus casas completamente destruidas. Siete escuelas del municipio dan cobijo a quienes aún no pueden regresar a sus hogares.
Fuente: Agencia Amazon