Un grupo de vigilancia indígena ha instalado una base en las orillas del río Uraricoera, uno de los principales ríos del Territorio Yanomami, para impedir el paso de los mineros.
El río es una ruta para quienes aún insisten en actividades ilegales en la región.
Los indígenas denuncian que a la región se siguen introduciendo maquinaria, combustible y mercurio.
Como resultado, minerales como la casiterita y el oro se extraen y se sacan ilegalmente.
Según el gobierno federal, de las zonas que estaban activas, 92% han sido desactivadas.
Sin embargo, la logística de una pequeña porción que aún resiste ha sido blanco de las fuerzas de seguridad y de inspección.
Además de los operativos, la Policía Federal realiza una investigación para identificar a posibles financistas.
Las actividades mineras ilegales han provocado el empeoramiento de la salud del pueblo Yanomami y la destrucción del medio ambiente.
Desde arriba aún son visibles las cicatrices.
Con la disminución de la actividad minera, los ríos están volviendo a su aspecto natural.
Los científicos tendrán que decidir si el agua y los peces pueden consumirse.
Fuente: Agencia Amazon